Podcast: la radio más personal La Nación, Jueves 1 de Septiembre de 2005
Eva Domínguez
Se puede imaginar una tecnología nueva pero no siempre el uso que de ella se hará. Si es fácil, barata y divertida o práctica contará con muchos adeptos a corto y mediano plazo. Los weblogs son un ejemplo reciente en Internet. Otro aún más nuevo son los podcast, la distribución online de archivos de audio en MP3. Internet se hace sonora. El podcast permite poner a disposición de cualquiera un archivo de audio, bien para que se escuche desde la red, con los reproductores instalados en el ordenador, o para que sea descargado a un reproductor portátil MP3. Esto último es posible porque utiliza un formato llamado RSS (Really Simple Sindication) que simplifica la agregación de contenidos.
El podcast permite, por tanto, difundir de manera muy sencilla ficheros de audio. Algunas páginas explican cómo hacerlo y los programas gratuitos que facilitan tanto la grabación del audio (por ejemplo Audacity), su distribución (EasyPodcast) o la descarga y organización de los archivos para ser escuchados (iPodder). Las emisoras de radio han visto a kilómetros los beneficios de esta tecnología para la redifusión de sus programas. El beneficio es mucho mayor para radios locales o alternativas, que pueden superar las limitaciones de espectro de difusión y codearse con las grandes en el universo de Internet.
No obstante, lo más interesante es que al lado de cadenas estatales y radios más pequeñas, se pueden escuchar programas amateurs realizados por una sola persona o varias, a los que el podcast les da la oportunidad única de realizar una grabación y difundirla a todo el mundo. Muchos tratan sobre tecnología e Internet, como por ejemplo Comunicando Podcast, Triunfa en Internet o Punto y Aparte, entre otros. Los más duchos en nuevas tecnologías suelen ser los primeros en sacarles partido.
Sin embargo, entre la incipiente oferta de podcast en español ya hay de todo un poco. Locutor de su propio espacio, sin exigencias de audiencias, presiones publicitarias ni limitación temporal, cada autor convierte el podcast en su canal de expresión particular. Para muchos el podcast es como un diario hablado, igual que el weblog podría ser un diario escrito, pero inmaculado de faltas ortográficas. De las reflexiones de un mexicano que vive en EEUU a las paranoias de un informático. Al igual que en las bitácoras o weblogs, otros podcast son temáticos. Internet permite compartir el conocimiento y la curiosidad por una afición, sea la cocina o la poesía. Añadir sonido puede convertir a alguna de ellas en un servicio especialmente útil. ¿No sería más práctico cocinar escuchando unas instrucciones de un reproductor portátil de MP3 que yendo y viniendo del libro de cocina? Si el sofrito aún no se ha acabado, se le da a la pausa, cuando la cebolla coge color, se vuelve a encend er.
Guisando.org permite hacerlo. Los podcast explican cómo preparar codornices guisadas, calamares con guisantes o arroz con leche. Como en muchos podcast, ofrecen la posibilidad de estar suscrito, de manera que cuando hay uno nuevo éste se añade a la lista del programa que permite organizar los podcast, como iPodder. Si se prefiere el alimento para el alma, existen podcast de poesía, como El Sacbeh o Nacida para ser salvaje. Sus autores se han metido en el complejo entuerto de recitar los versos de otros y salen de él con sobrada dignidad.
En Relatame.com cualquier voluntario puede comenzar un relato o continuar uno existente y ponerle voz. La calidad literaria no acaricia siquiera la selección de los podcast de poesía mencionados, pero es curiosa la transformación que algunos de los escritos sufren sólo con ser leídos debido a las habilidades ventrílocuas de algunos de sus locutores. La pasión literaria llevada al podcast ha llevado incluso a algunos a leer en voz alta una novela entera, como es el caso del autor Sergio Parra y su obra “Las gafas de Platón”. La experimentación de usuarios entregados a una pasión nutre todo tipo de hallazgos sonoros, desde informativos sobre el mundo del cómic, a los relatos de viajes pasando por tertulias sobre arquitectura.
Los usos futuros del podcast son arriesgados de prever. A parte de medios de comunicación, actualmente los particulares conforman el grueso de autores de estas grabaciones, pero su popularidad las extenderán a ámbitos empresariales e institucionales. Podrán seguir el ejemplo del bar El Catre de San Pedro de Alcántara, en Málaga, cuyos dueños no han dudado en colgar los monólogos de humor que organizan regularmente. El fenómeno del podcast no ha hecho más que comenzar. En España es todavía tímido, como se comprueba en el directorio de podcast-es.org, si se compara con las cifras y aplicaciones de otros lugares. Pero crecerá ostensiblemente a medida que se divulgue. Cuenta con dos ventajas respecto de los weblogs: grámatica y ubicuidad. Es decir, no hay que tener miedo de hacer faltas ortográficas (lamentablemente) y las grabaciones se pueden escuchar en cualquier reproductor portátil de MP3. A medida para jóvenes.
La difusión está en marcha. Si hoy no se es nadie en Internet sin un weblog, dentro de poco no habrá identidad digital sin un podcast. Todo el que tenga algo que contar (o no) lo retransmitirá. Si hasta el astronauta Steve Robinson ha grabado un podcast mientras flotaba en el Discovery, ¿podrá alguien resistirse en la tierra? Como dice García Márquez, vivir para contarla. Con podcast.