Del sitio www.minid.net he sacado este interesante artículo sobre el podcast que deseo compartir con ustedes.

Es interesante leer opiniones de gente que critica constructivamente un nuevo medio, como lo es el podcasting. Me interesa mucho porque siempre ha pasado lo mismo con todo: cuando sale algo alternativo a lo tradicional, lo alternativo es criticado para asemejarse a lo tradicional. No me cae mal este tipo de criticas. Sólo me puse a pensar porqué existe esta necesidad de amoldar lo amateur al nivel profesional, a las mismas reglas de siempre, a lo monótono del mundo. Me parece perfecto que se escriban estas cosas, que, se recomiende o que la otra parte también diga su punto de vista. Directores conservadores del cine de los Estados Unidos pueden criticar la forma de filmar y dirigir de Tarantino pero claro, nadie discute que no funcione, que no venda y que no merece un premio. Es un trabajo que, produjo un resultado, positivo en este caso.
Se puede sí, recomendar cosas que a uno mismo le vienen bien o que le resultan. Se puede debatir o soltar palabras para que cada uno mire lo que realmente le conviene, pero no existe regla alguna que ejemplique el final feliz o el status quo de una bitácora. Sólo hay patrones que indican aquello que, posiblemente sea “el punto alto”. Podría mejor, recomendarse otra cosa que mejore la forma en que entrega el material: mejor código, menos imágenes, pero nunca decirle como escribir, que decir y que no, de que largo, con que tono, aunque sea importante escribir bien.

Hoy en el trabajo hice esto…
Comencemos con un ejemplo, los weblogs. Cuando salieron fueron una explosión amateur tan grande que, al poco tiempo, se sigue incentivando y criticando para que se parezca lo más posible a un medio tradicional: periodicidad, línea de editorial, estilo de escritura, temáticas, seriedad, etc. Los weblogs son un medio ambiguo. No existe regla tal que indique algo o una línea para seguir. No todos los weblogs tienen que parecerse a Microsiervos o Minid.net. Pueden salir weblogs como el de MikiJK, el cual no tiene ni un punto de comparación a la línea editorial de un diario o una revista. Pero claro, es normal que lo tradicional meta el dedo en la llaga con sus reglas.
Gente que publica 3000 imágenes al año

Sigamos con otro ejemplo, los fotoblogs, cualquiera puede sacar fotografías. Cualquiera las puede publicar y, llegado el caso, aparecer en una tapa del diario. ¿Cómo? ¿Una foto amateur salga publicada en un diario? Es posible señores, es posible y nadie se ha muerto. No es requisito tener una licenciatura en imagen y comunicación, ni haber ganado un Pullitzer para publicar fotografías. El problema que veo es que, cierta gente se ciñe con la calidad profesional. Las fotos están descuadradas, tienen esto y aquello, no sirve si esto si aquello. Está bien, esa persona que usa una cámara de 300 dólares quizás podría mejorar su técnica de fotografía o estudiar una carrera de fotografía como yo lo estoy haciendo para publicar fotos y que nadie tenga más peros que el gusto personal. Pero aquí seguimos viendo que lo tradicional, lo que, ciertamente es regulado intenta meter el dedo en la llaga para desmotivar.
Mirando un video

Todavía no acabo. Los videocasts, serán quizás el próximo boom. Cualquier ser humano, con capacidad de apretar un botón podrá grabar una toma en cualquier lado. Miles de millones de vídeos aparecerán por internet en sitios especializados. Algunos quizás, lleguen a niveles de popularidad que sean inaceptables para el mundo profesional. Y me juego un testículo que saldrán los tradicionales con su crítica, constructiva eso sí, pero que educadamente descalifica y desmotiva. El encuadre debería ser así, el DoF debería estar en este punto, los zooms son demasiado abruptos, el sonido debería estar más bajo y quizás el que filmó ese trozo de vídeo debería mejor dedicarse a otra cosa. Lo típico, para que sea una producción digna de una pantalla de cine debería hacerse así, asá, etc.

Esos que tratan de imitar a los medios tradicionales
Los podcasts, que es a lo que viene el tema está sufriendo el mismo fenómeno descalificante. Estas críticas son, correctas, duras y arriban al punto de tajante. Pero esto es si tú quieres ser como un programa de radio tradicional. Por eso, puedo grabar un podcast de una hora y media del sonido que hace mi lavadora y sentirme orgulloso de mi trabajo. Es un ruido, transmito la misma información pero con otros esquemas, es lo alternativo, lo amateur, donde no existe una regla ni guiones, donde la improvisación agrega más que un guión con improvisación. No existe razón alguna por la que un podcast tenga que ser vocalizado, hablado con pausas y en la lengua de Cervantes. Tampoco tiene que tener enfoque de radio tradicional porque los podcasts son boom ahora por una sóla razón: amateurismo. La gente consume esto porque es un producto tan bueno como el profesional. No me extraña que los medios tradicionales tengan sus podcasts, con sus reglas y proceso de desarrollo. Un podcast es como una película de Tarantino u otro director que, no sigue patrones de éxito holliwoodense… es el Mundo según Wayne de las radios. Allí se hace lo que quiere, como quiere y no preocupan demasiado los guiones.

Por eso, si uno considera hacer un podcast profesional, se guíe por las convenciones: locutor, producción, guiones, lenguaje objetivo, etc. Si uno quiere hacer un podcast con sus amigos o sólo, porque quiere quedarse hablando a la nada con pausas de 20 minutos mientras mastica un chicle que lo haga. Quizás éste último no sea tan audible como el primero, pero por ahí es tan genuino que da placer consumirlo.

No creo que un podcast deba durar más de 10 minutos. En realidad si tu piensas en un programa de radio, es raro que alguien esté más de 10 minutos hablando sin cambiar de tema.
¡Ay!, la palabra mágica fue mencionada: programa de radio. Confusión aquí, no es un programa de radio, puede interpretarse como programa de radio si, explícitamente es presentado de esta forma. Si alguien dice: “hacemos un programa de radio, lo distribuímos como un podcast” creo que la cita anterior tiene –en parte– toda la razón. Pero un podcast puede ser una grabación como las que hace Pedro, caminando por Tenerife y comentando todas las cosas que va viendo. Es perfecto, es genuino, es virgen. Nadie obliga a nadie a escuchar un podcast que para descargarlo tiene que bajarse 100 MB de MP3, nadie debería obligar a nadie a cambiar una palabra en inglés como podcast por otra en castellano. Tampoco conozco un estudio que diga que, la atención de una persona es de 20 minutos, de hecho, conozco pocos programas de radio de esa corta duración.

Si el idioma de la grabación es el español habla en español. Si es inglés, inglés. Que seas informático, empresario o vendedor ambulante no te da derecho a que revientes el idioma en el que hablas.

El idioma, el tan perfecto idioma que todos debemos cuidar. Atentos talibanes lingüísticos, alguien atenta contra las raíces de la lengua de Cervantes. Está bien hablar en español y, en caso de que no exista una traducción al inglés, “podríamos” decir la palabra en español, pero, no caigamos en que se arruinará un programa por decir la palabra podcast o mp3 en inglés.
Cuando llegué a España, recuerdo que en una reunión dos o tres personas decían: –¿lo has probado en nete escape? Yo por dentro me preguntaba: –¿nete escape? ¿de qué hablan? ¿tiene algo que ver con firewalls? Al rato caí en la cuenta que hablaban del Netscape. Lo mismo con espíderman, –¿espíderman? ¿No era Spider man?. No, no arruinemos el español, pero tampoco el inglés por favor. Yo cuando hablo en catalán y me refiero a un firewall no digo tallafoc, digo firewall. Sé que, es perfectamente correcto y así debería, pero es una palabra normativa a mi forma de entender, es un tecnicismo necesario para moverse por el mundo. El que no entiende, puede interesarse un poco más y buscarlo, en caso que lo encuentre chabacano, lo cierra y listo… todos contentos.
La improvisación está permitida. Aunque siempre se ha dicho que la mejor improvisación es la que está preparada.
Todas estas reglas son perfectas en el mundo profesional, o para el que aspira tener un podcast profesional (profesional = que es pagado por ello) y que necesita aparentar o conseguir un objetivo: informar. Lo chabacano puede ser perfectamente profesional, popular y bueno, sólo es cuestión del gusto y apreciación personal de cada uno. Recuerdo escuchar un MP3 donde hablaba David Bravo y la grabación era mala, pero me atrapó con una gracia increíble, llegué a llorar de la risa del humor que tiene, incluso cuando la gente gritaba de la risa y no lo dejaba hablar claramente.

¿Estaban Curros vestido de traje? ¿Qué me dices?
Si estos temas deberían ser, normativos y con determinados guiones, deberíamos horrorizarnos escuchar beber agua a Steve Jobs en plena conferencia mundial, mientras se escuchan ese chirrido de agua que entra a la boca y retumba en la garganta. Tampoco deberíamos ver a don Esteban vestir camiseta negra, él debería dar una imagen seria de un presidente de una empresa líder en informática, debería vestir traje, peinarse con gomina y oler a menta, pero las cosas no son así en este caso. Sin embargo, así de chabacano que puede parecer Steve en un escenario logra hacer unas estupendas presentaciones y nadie se imaginaría a Jobs subido a un escenario con traje negro pinta presidente de multinacional.

Los podcasts, weblogs, videocasts y otras alternativas a los medios tradicionales son eso mismo: algo genuino, algo anárquico y espontáneo en su gran parte, que respeta estándares de publicación. Un weblog puede estar escrito de forma horrenda, pero valida con los estándares, cumple recomendaciones de accesibilidad en un alto porcentaje y tener miles de lectores y sin embargo mira que imagen chabacana que da.

Es interesante el tema. Cómo lo tradicional quiere obligar a lo alternativo –por muy raro que parezca– a que se asemejarse a éste. Cómo las reglas del mundo tradicional intentan modificar el amateurismo, tanto para los podcasts como para los que escriben weblogs. Algunas de estas reglas, mejorarían sin dudas la calidad amateur de un podcast, en algunos casos, igualándose a los medios profesionales pero, ¿es necesario?
Yo realmente, no estoy de acuerdo con estas líneas. Sí estoy de acuerdo que, alguien critique el tamaño de los archivos y recomiende por ejemplo una solución de compresión, porque realmente puede joder al que produce al podcast no al que lo descarga. Sí diría o recomendaría una solución a los ruidos de fondo, o algún software, pero nada más. No quiero escribir una regla, ni plantear puntos de locución, no quiero que todos los podcasts suenen como una radio, yo quiero consumir ruidos, quiero escuchar a gente decir cosas sin que suene a guión, si quiero escuchar guiones, prendo la radio donde, seguramente encontraré estas cosas, porque hoy en día en las radios se pueden escuchar cosas igualitas que en los podcasts caseros.

No me imagino a Tarantino, haciendo una película sin su estilo chabacano, cutre, ni mucho menos aplicando las leyes mágicas de Holliwood: mujer + héroe + malo de la película + final feliz = dinero + éxito. No me lo imagino.

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